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El nene de cinco años fue asesinado el 26 de noviembre del 2021. La investigación reveló el calvario que sufrió mientras vivía con su madre y la pareja de ella.
Pasó en Argentina26 de noviembre de 2024Esmeralda LopezEste martes se cumplen tres años del asesinato de Lucio Dupuy en la ciudad pampeana de Santa Rosa, un caso que conmocionó a todo el país. Su madre Magdalena Espósito Valenti y la pareja de ella, Abigail Páez, fueron condenadas por violencia física y abuso sexual contra el menor.
Desde entonces, la familia del chico no paró de pelear por justicia y para que un crimen de estas características no vuelva a ocurrir. El año pasado, además de que se confirmaron las perpetuas para las culpables, el Gobierno promulgó la Ley Lucio, que busca prevenir la violencia y los abusos contra los niños, niñas y adolescentes.
El caso movilizó a todo el país, no solo por el historial de violencia que padeció el nene de cinco años entre las cuatro paredes de su casa, sino también por las fallas de un sistema que no advirtió las señales y que no supo protegerlo.
Maltrato sistemático, odio de género y un final trágico
La noche del 26 de noviembre de 2021, Lucio llegó al hospital Evita de La Pampa en brazos de Páez. Los registros del centro de salud indicaban que la mujer entró gritando que el nene no respiraba. Los médicos intentaron reanimarlo, pero ya era tarde. Lo que encontraron durante el examen forense fue estremecedor: tenía fracturas antiguas y recientes, quemaduras, mordeduras y lesiones compatibles con abuso sexual.
La autopsia concluyó que murió por una golpiza que le provocó una hemorragia interna y un estallido hepático. Los especialistas también determinaron que había sido víctima de violencia física y sexual de forma reiterada en los meses previos a su muerte.
El nivel de ensañamiento generó una condena social inmediata. A medida que avanzó la investigación, pudo conocerse que las responsables del crimen habían obtenido la custodia de Lucio a través de la Justicia de Familia.
El juicio a las mujeres fue seguido de cerca por todo el país y concluyó con condenas a perpetua. Páez fue encontrada culpable de homicidio doblemente calificado y abuso sexual gravemente ultrajante, mientras que Espósito Valenti recibió la misma condena por el homicidio, aunque no se probó su participación en el abuso.
A pesar de eso, la Fiscalía apeló la absolución la madre del menor por el delito de abuso sexual. En febrero de este año, el Tribunal de Impugnación le dio la razón a la acusación, también en manos de la querella, y le agregó ese delito a la condena impuesta.
Una de las pruebas expuestas durante el juicio eran los mensajes de texto que Espósito Valenti y Páez intercambiaron antes del crimen. En esos chats, que la Fiscalía presentó para comprobar que existía una relación abusiva, había expresiones de desprecio y odio hacia Lucio.
En uno de los mensajes, Páez escribió: “No lo soporto más, me saca de quicio”. En otro, Espósito Valenti respondió con frialdad: “Si no te gusta, vos te lo buscaste”. Incluso, llegaron a bromear sobre las formas en que lo castigaban. Para los fiscales, consideraban al nene como “una carga” en su relación.
En una conversación que tuvieron apenas días antes del asesinato, Espósito Valenti comentó que Lucio había vuelto a orinar en la cama y calificó la situación como “insostenible”. Páez, lejos de mostrar empatía, sugirió castigarlo de manera violenta.
La causa por omisiones y el silencio de los que debían protegerlo
Uno de los aspectos más controversiales de este caso es la cadena de omisiones que permitió que Lucio fuera víctima de violencia, incluso cuando las señales eran evidentes. Durante sus últimos meses de vida, el chico asistió repetidas veces al hospital con fracturas, hematomas e incluso mordeduras, pero ningún profesional de la salud realizó denuncias. Las autoridades escolares tampoco accionaron a pesar de las marcas visibles en el cuerpo y el cambio de conducta.
A partir de una denuncia presentada el 14 de noviembre de 2022 por el abogado José Mario Aguerrido, representante de la familia Dupuy, empezó una investigación para determinar si hubo negligencias por parte de al menos diez trabajadores de la salud pública y el ámbito educativo.
Los registros médicos evidencian que Lucio fue llevado a distintos centros sanitarios de Santa Rosa varias veces desde finales de 2020, cuando quedó al cuidado exclusivo de su madre y de Páez, hasta el 26 de noviembre de 2021, día en que fue asesinado. Durante ese tiempo, el chiquito sufrió múltiples lesiones que no fueron reportadas ni denunciadas como posibles casos de maltrato infantil.
Una de las heridas más llamativas fue un corte en el mentón. La causa nunca quedó registrada formalmente. La denuncia de la familia Dupuy además cuestiona que en otra ocasión Lucio no recibió la atención médica adecuada, ya que no habría usado la férula indicada para una lesión previa. “La falta de atención también resulta una forma de maltrato”, subrayaron.
La investigación sigue en curso y apunta a determinar si estas omisiones constituyeron un eslabón clave en la cadena de desprotección que permitió el desenlace fatal, aunque todavía sin resoluciones visibles.
Se despliega un gran operativo en la zona para intentar encontrarlo. Usuarios que transitaban por allí vieron toda la secuencia y llamaron al 911.
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