La amenaza que anticipó el femicidio de una nena en Tucumán

Milagros Torres tenía 12 años cuando la asesinó su padrastro en mayo de 2016. El exfiscal Fabián Rojas reconstruyó uno de los casos más impactantes de su carrera.

20 de abril de 2024Esmeralda LopezEsmeralda Lopez
milagros

Una casa precaria y alejada, al costado de la ruta, fue el escenario de uno de los femicidios más impactantes de las últimas décadas en la provincia de Tucumán. Milagros Torres, con apenas 12 años, fue atacada mientras dormía a fines de mayo de 2016 por la expareja de su mamá que, un día antes del crimen, había amenazado a la mujer porque se negaba a volver con él: “Me pinta el diablo y soy capaz de todo por vos”.

La noche que asesinaron a su hija María del Carmen Aranda la había dejado sola para ir a bailar con sus amigos. Cuando volvió, ya cerca de las 8 de la mañana del día siguiente, encontró a Milagros muerta en su cama. Estaba semidesnuda, atada de pies y manos con cables y tenía una bola hecha con medias en la boca. La habían violado y asfixiado.

El caso tuvo un principal y único sospechoso desde el inicio y se cerró un año después con una condena a prisión perpetua, que de poco sirvió para contrarrestar un horror semejante y la sensación de que la muerte de la nena no había sido más que el desenlace inevitable del desamparo en el que vivía. “Milagros fue víctima de un abandono total”, lamentó el exfiscal Fabián Rojas, quien tuvo a cargo la investigación, en diálogo con TN.

“Me pinta el diablo y soy capaz de todo”

Milagros y su mamá vivían solas en una casa muy humilde del asentamiento El Porvenir de la localidad de La Cocha, cerca de la ruta provincial 334. Allí también vivió con ellas Ricardo “Pelancho” Pérez, el padrastro de la nena condenado por el femicidio, hasta que tres meses antes del crimen María del Carmen decidió ponerle fin a la relación.

Pérez se fue de la casa, pero no estaba de acuerdo con la separación y siguió hostigando a la mujer en busca de una reconciliación. Los mensajes no se detenían y sistemáticamente la respuesta que recibía era siempre la misma: no. Entonces también empezaron las amenazas de muerte.

“Te voy a olvidar sea como sea, aunque tengo ganas de matar a todos me sostengo porque no soy el hijo de... que era antes”; “Me pinta el diablo y soy capaz de todo por vos”; “Te voy a matar a vos o a alguno de los tuyos”, fueron algunos de los inquietantes mensajes que Aranda recibió por parte de su expareja, según consta en la causa y detalló a este medio Rojas.

Y aquella madrugada otoñal, hace ya casi ocho años, las palabras se convirtieron en una macabra realidad.

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