China y la polémica por su centro astronómico en Chile: ¿ciencia o estrategia militar encubierta?

El proyecto del Parque Astronómico Cerro Ventarrones en Antofagasta genera tensión geopolítica. Estados Unidos advierte sobre un posible uso dual científico-militar del equipamiento chino, mientras Chile congela la obra y abre una investigación.

09 de mayo de 2025Esmeralda LopezEsmeralda Lopez
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Un ambicioso proyecto astronómico liderado por China en el norte de Chile quedó bajo la lupa luego de que el gobierno chileno decidiera congelar las obras del Parque Astronómico Cerro Ventarrones, ubicado a 90 kilómetros de Antofagasta. La medida se tomó tras recibir advertencias de Estados Unidos, que denunció un posible uso dual —científico y militar— del equipamiento instalado por el país asiático.

El centro, impulsado desde 2016 mediante un convenio entre la Universidad Católica del Norte (UCN) y el Observatorio Astronómico Nacional de China (NAOC), busca convertir al Cerro Ventarrones en un polo de observación científica, astroturismo y formación académica. Su ubicación estratégica, con el 85% de noches despejadas al año y una altitud de 2.800 metros, lo hacía ideal para la astronomía. 

Un proyecto con luces… y sombras


El complejo contempla tres fases: la construcción de un campamento base, la instalación de proyectos científicos en más de 30 lotes de terreno y, finalmente, el montaje de telescopios de gran tamaño con infraestructura de operación permanente.

La idea era posicionar al cerro como un centro de investigación internacional, con colaboración abierta entre científicos chilenos y chinos. Sin embargo, la falta de discusión pública, la opacidad en los términos del convenio y la ausencia de debate parlamentario generaron un clima de creciente sospecha.

Washington alerta y Santiago reacciona
 

En abril de 2025, la situación dio un giro: Estados Unidos alertó a Chile sobre la posibilidad de que los telescopios de alta precisión instalados en el cerro puedan ser utilizados para monitorear satélites, ensayos de misiles o comunicaciones estratégicas. El gobierno chileno decidió revisar el acuerdo bilateral, suspender temporalmente el avance del proyecto y abrir una investigación diplomática.

Ante las acusaciones, el embajador chino en Chile, Niu Qingbao, negó rotundamente cualquier intención militar y denunció que Washington intenta obstaculizar la cooperación científica internacional. Por su parte, la UCN defendió la iniciativa como una herramienta para el desarrollo regional y académico, ajustada a la legislación vigente. 

Un patrón que se repite en Sudamérica
 

El caso Ventarrones no es aislado. China viene consolidando una red de infraestructura espacial en América Latina con características similares:

 

En Argentina, opera la Estación Espacio Lejano de Neuquén, bajo control de la China Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC), vinculada al Ejército Popular de Liberación (EPL).
En Chile, gestionó la Estación Satelital de Santiago, en convenio con la Swedish Space Corporation, hasta que Suecia rompió el contrato en 2020 por sospechas de espionaje.
En Venezuela, China colaboró en la estación El Sombrero, construida en una base aérea militar.
Más recientemente, se anunció una nueva estación en Río Gallegos, también en Argentina, con la empresa Emposat.
 

Todas estas iniciativas están enmarcadas en la política de “Fusión Militar-Civil” promovida por Xi Jinping, que busca aprovechar la ciencia civil para fortalecer las capacidades estratégicas del Estado chino.

¿Colaboración científica o herramienta geopolítica?
 

El caso del Cerro Ventarrones reabre el debate sobre los límites entre ciencia, diplomacia y soberanía. Mientras la iniciativa promueve la expansión del conocimiento astronómico, la opacidad en su implementación y el vínculo con actores militares chinos alimentan una legítima preocupación sobre su verdadero propósito.

Fuente: ElArchivo

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